El tiempo: una aritmética humana.

Resumen:

En nuestra última trilogía, aseveramos que el tiempo, no existe. Es una contabilización por parte del hombre de una fenómeno que no se explica como una magnitud, por lo que el mismo, lo «dimensiona y fracciona a piacere».

Siendo así, diremos que inaugurando la temporada 2024, comenzaremos con este ensayo, formando una trilogía que asevera, en cambio, que lo que existe, lo anticipó Friedrich Nietasche. El filósofo alemán, decía que no vivía quien no tenía un tercio del día para trabajar, otro tercio para el sueño y finalmente, el último tercio, para el ocio.

En nuestro caso, hablaremos de los status de la vida del hombre contemporáneo, dándole tres etapas a los mismos como, «Status ad Opus» o instancia para obrar, «Status Quieti», o instancia para el reposo y, finalmente, «Status de Cogitare» o instancia para pensar.

De este modo, pasaremos a la introducción de esta nueva trilogía, en la que «John Lennon», nos inspirase y justificara en los años 60´s en nuestra tesitura, cuando niega el tiempo, argumentando que no hay ningún tiempo perdido, ni siquiera ese que se le llama así, cuando no estamos haciendo nada.

Introducción:

Han existido varios calendarios en la historia de la humanidad, lo que prueba la necesidad del hombre de hacer del llamado tiempo, una convención dimensionable aritméticamente. El último y generalmente aceptado es el calendario Gregoriano. El mismo que vislumbraron los griegos y que luego el Papa Gregorio acuñó como el almanaque de la modernidad.

Desarrollo:

Como pueden observar, si pensamos que hubo una Creación Bíblica, está tan lejana, remota y mítica que no hay tiempo que la mida. Por ejemplo, desde la misma, ya se comenten errores temporales donde Dios creó al mundo en las tinieblas pues al sol, lo hizo al cuarto día de la existencia del Todo. Raro ejemplo para el disfrute de una creación a mitad de semana.

En la historia de las novelas y romances, una mujer se toma el trabajo de contar mil noches y una historias en mil y una noches, para evitar asesinatos masivos por parte de un jerarca poligámico. ¿Cuántas noches toman evitar un asesinato?

En las gestas deportivas como carreras de autos y de caballos, se toman fracciones de segundos del orden de las centésimas para ver quién o cuál es el mejor, el más apto y, sin embargo, una tortuga, la más lenta del reino animal, es tal vez, la más longeva. Es todo una cuestión de tiempos. Tiempos que mide el hombre y ni el motor del auto ni el caballo de carrera, tienen la menor noción de su existencia.

Respecto de la teorización que el hombre vive un tiempo, es real pues, el mismo, no se manifiesta per sé sino, a través de los fenómenos donde se refleja. El tiempo no es la realidad sino la imagen del espejo. Se lo observa porque todos los años tenemos estaciones. No importa si estamos en climas mediterráneos o tropicales. Siempre hay estaciones y creemos que eso es el tiempo. No. Allí vemos que han cambiado las cosas en el orden natural y decimos que ha pasado el tiempo. Lo que ha ocurrido es que todo en el orden natural, tiene ciclos que duran un cierto lapso útil frente a su función.

Es por eso que anticipamos que en el hombre, hay un Status ad Opus, para obrar. Luego, se pasa la etapa de la obra y viene la de Quieti o el reposo y el necesario Status de Cogitare o pensar. El hombre lo es, porque cumple estos requisitos y no porque hace uso del esos tiempos. Los tiempos, son estados en los que el hombre se posa para desarrollar su vida y actividades intermedias.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde el Big Bang? Según los últimos estudios, fueron 27 mil millones de años. Es la última cifra aceptada por la comunidad científica, Pero eso, es algo inconmensurable. Algo que tiende al llamado infinito. El infinito, no cabe en la episteme o saberes del hombre pues, no cabe en sus sistemas de cosas conocidas. ¿Cómo se puede saber algo que no se conoce por ningún medio ni sentido? El infinito es una entelequia pues, en el «universo del hombre», todo es finito.

Inclusive, el mismo universo, tiene una finitud y ha de subsumirse en su propia extinción. Los agujeros negros devoran galaxias enteras y el gran atractor, está arrastrando miles de galaxias hacia él, sin saber cuál ha de ser el resultado final. No puede ser otra cosa que un gran caos entrópico y la tendencia a la fagocitosis de las galaxias, por más grandes que sean y por más enorme que sea su número. El universo, también es finito. No hay quién puede llegar a ver su finitud pero, perduren estas palabras para que se sepa que era esperable que tal final llegase.

No hay un tiempo infinito desde el remoto pasado hasta el inimaginable futuro. Es una fantasía pues el hombre, ignora ambas cosas y, como ya aseveramos, no se puede deducir ni inducir nada a partir de todo lo desconocido. Para que exista la inferencia, ha de haber al menos, un «hecho» conocido. Aquí, ninguno de ellos lo es. Por lo tanto, la grandiosidad del tiempo y su infinita existencia es una ratificación que no puede existir como tal pues, ¿cómo se ha de sostener una criatura, unas cuantas especies, un universo completo y en expansión. en algo que no lo contiene, que no tiene principio ni fin, que no se conoce como obra más que por una aritmética con años bisiestos?

El tiempo, hace que pensemos que tenemos un ciclo de vida útil y no unas cuantas instancias para aprovechar antes que venga «il riposo del guerriere». Cuando ya no hay más nada que hacer y se agotaron las fuerzas, las que no son tiempo, son moléculas, células, glóbulos, plasma, hierro, plaquetas, todo en deterioro pues, es la naturaleza la que dice que en las noches que el hombre no conoció, nada había que llenar con trabajo, reposo o pensamiento pues, como ni el hombre existía, nadie tenía necesidad de crearse una metrónomo y adjudicarle una aritmética en forma escrita. Esa misma aritmética, está midiendo el transcurso de mis palabras y dice que hemos llegado al status del «quieti» y dejar que ustedes, alcancen este documento que, por cierto, es atemporal.

Juan Mangione